domingo, 21 de abril de 2013

La tribu urbana resucita las bicicletas fixie


De piñón fijo y personalizadas hasta el último detalle, la pasión por este tipo de bicis 'tuneadas' se extiende por todo el mundo

De paseo, de carretera, bmx, de montaña, plegables. El mercado de la bicicleta no se detiene. Lo último sobre dos ruedas son las bicicletas fixie, aunque no son del todo nuevas ya que tienen mucha solera. Tanto como que en el siglo XIX ya había bicicletas de piñón fijo, principal característica de estos ciclos que se han vuelto a poner de moda, rasgo que comparten con las que se utilizan en ciclismo en pista.
Es difícil contabilizar el número de estas bicis que ya circulan por nuestras calles, pero cada vez son más, de hecho, en algunas ciudades hay clubs, foros e incluso carreras para bicicletas de piñón fijo, como el Criteruim de Gijón o varias que se organizan en Madrid. Llega a tal punto la fiebre por estos ciclos en estado puro que algunas tiendas se dedican exclusivamente a personalizar o ‘customizar’ (adaptar al gusto del cliente -custom en inglés-) este tipo de bicicletas.
Para disfrutar de una fixie ateniéndose a su filosofía lo ideal es recuperar una vieja bici de carretera o de paseo y configurarla, ya que el usuario fixie quiere formar parte de su bicicleta y la estética de esta va con sus gustos y su personalidad. Y aunque se comercializan este tipo de productos, no hay una gran demanda ya que el ciclista fixie lo que último que desea es que alguien tenga una bicicleta igual que la suya.

Bicicleta en esencia
Lo esencial de las fixie, cuyo nombre viene de "fixed gears", engranaje fijo, es eso, el piñón fijo lo que significa que no puedes dejar de pedalear. Las actuales, además se caracterizan por el manillar corto y por carecer de todos los elementos superfluos, incluidos los frenos, aunque este punto es opcional, ya que se puede frenar haciendo fuerza inversa al sentido de la marcha y también andar marcha atrás.
Después vendría la configuración. La pintura del cuadro, llantas de perfil ancho, cubiertas estrechas y sillines de los colores más insospechados o fluorescentes, o con estética retro son algunas de las opciones más elegidas, aunque también las hay de tonos muy sobrios. Todos los elementos se cuidan al detalle, incluida la cadena que puede ser de cualquier tonalidad. El resultado, es una bicicleta ligera, que puede alcanzar mucha velocidad en muy pocos metros, y a gusto del consumidor.
Estas bicicletas en esencia, formadas por dos ruedas, un manillar, un sillín, un cuadro y un desarrollo, es más que nada una apuesta estética y una filosofía de vida basada en el reciclaje y el aprecio al valor de los objetos. Su uso actual surge a imitación de las que utilizaban los mensajeros de Londres, Boston o Nueva York en los años 80 que las preferían por su fácil mantenimiento. Su implantación es clara en grandes ciudades de Estados Unidos, y aunque al tener un solo piñón este tipo de vehículos se adapta mejor a ciudades llanas, también es posible ver ejemplares en ciudades con grandes desniveles como San Francisco.

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