Mientras en España aparecen proyectos de reforma del reglamento de circulación
que parecen pretender desmotivar el uso de la bici en la ciudad, en
otros países surgen ambiciosos proyectos cuyo objetivo es justo lo
contrario. El ayuntamiento de Londres, con su alcalde Boris Johnson al
frente, ha decidido invertir unos 1000 millones de euros en nuevas
infraestructuras para bicicletas.
Aunque el número de desplazamientos en
bicicleta es sensiblemente inferior al que se produce en las principales
capitales “ciclistas” europeas, Ámsterdam y Copenhague, Londres ha dado
un gran paso para aumentar la confianza en la bici como medio de
transporte urbano eficaz. Y para ello, es fundamental garantizar la
seguridad del ciclista, lo que no se consigue simplemente con un casco.
El nuevo plan del ayuntamiento de Londres para aumentar el uso de la
bici en la ciudad ha recogido las principales reivindicaciones del
movimiento Love London, go Dutch
( algo así como “Ama a Londres, hazte holandés”). Y es que garantizar
la seguridad del ciclista pasa necesariamente por seguir el modelo
holandés: Más carril bici, más límites de velocidad y rediseño de las
señalización en las intersecciones para que el ciclista no juegue a la
ruleta rusa cada vez que realiza un giro.
En fin, mientras las principales ciudades europeas parecen haberse dado cuenta de que el coche es pasado,
aquí se sigue viendo al ciclista como un invitado sin plenos derechos.
El ciclista no puede seguir reivindicando su sitio poniendo en peligro
su vida. Sin un reglamento de circulación sensible a nuestras
necesidades, la bici quedará relegada a un pasatiempo de fin de semana y
la ciudad seguirá siendo dominio exclusivo de los coches. Esperemos que
todas las reacciones contrarias al proyecto de reforma del reglamento
de circulación presentado por la directora de la DGT, María Seguí,
consigan que la reforma finalmente no salga adelante y no se detenga la
expansión del uso de la bici en nuestras ciudades.
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