lunes, 25 de febrero de 2013

La bicicleta como medio de transporte

La bicicleta es un medio de transporte sano,ecologico y sostenible.
Sin pensar en lo economico que és respecto a los vehiculos a motor su uso frecuente nos hace ahorrarnos bastantes euros al año, en Europa su uso es bastante usual siendo en China y la India el primer medio de transporte.
En los ultimos años se ha puesto de moda el fenomeno fixed (piñon fijo).
Intento no dejarme seducir por las modas, pero el mundo de nuestras compañeras de metal no es ajeno a ellas y en estos últimos años ha irrumpido una francamente tentadora: las bicicletas fixies, una manera pija de llamar a una bicicleta de piñón fijo reducida a su mínima expresión. Porque una fixie no es mas que eso, la hermana urbana de la bicicleta de velódromo. Una bici con cuadro de carreras si es posible, piñón fijo (sin rueda libre) y ausencia de frenos. Se trata de reducir la bicicleta a su más pura esencia, sin elementos que distraigan su función primaria ni su elegancia: nada de desviadores, cables, manetas de cambio o freno y, por supuesto, nada de accesorios como guardabarros, transportines o retrovisores. Un cuadro, dos ruedas, manillar un sillín y punto. Un fenómeno de retorno a los orígenes según sus seguidores.

El paraíso de las fixies está en las calles de San Francisco, donde por cierto hay que estar muy colgado para tirarse por sus cinematográficas cuestas sin frenos. Para frenar tan ligerísima montura hacen falta piernas, habilidad y mucha sangre fría. Si se trata de una frenada prevista, con el espacio suficiente y sin contratiempos, simplemente, al tener piñón fijo, tendremos que disminuir el ritmo de pedaleo hasta detenernos. Pero una de esas frenadas imprevistas, tan frecuentes en la jungla urbana, ya es otro cantar. Habrá que bloquear la rueda trasera para hacerla derrapar, desplazando el peso del cuerpo hacia la rueda delantera y deteniendo el pedaleo bruscamente a base de piernas.

Las dos únicas concesiones que puede tener una fixie digna de tal nombre son: un freno delantero para los más sensatos y un buje mixto (Flip Flop), con piñón fijo en un lado y rueda libre en otro (basta con darle la vuelta a la rueda para elegir, aunque si elegimos el piñón con rueda libre, de fixie nada).

Obviamente, sólo tienen un desarrollo. Para ciudades llanas con pocos semáforos esto puede ser una ventaja como concesión a la simplicidad, pero para terrenos accidentados o donde haya que hacer frecuentes paradas, esto es, francamente, un horror. Porque, o bien montamos, por decir algo, un 34/15 y superamos las cuestas con el empaque que merecen tan bellas bicicletas, aunque luego pedaleemos como el conejo de Duracel en el llano, o bien ponemos un desarrollo de legionario y nos destrozamos las rodillas en pendientes y salidas de semáforo.

Por lo tanto, las cosas como son. Las fixies son, antes que nada, una apuesta estética y una filosofía de vida basada en el reciclaje y en el minimalismo de las bicicletas, a menos cosas menos se van a estropear. Pero como bici urbana son prácticas. Digo que son una filosofía de vida porque tienen su origen en un espíritu ecológico de apasionados por la recuperación de viejas bicicletas que encontraron de este modo una alternativa  respetuosa con el medio ambiente para el desplazamiento urbano. Personalmente, me encanta su estética Y es que en esto llegó la industria y las marcas comienzan a echar el ojo a este fenómeno biciclológico. Nace la moda, y con ella, la prostitución de la idea original.

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