Fausto Coppi
Fausto
Coppi tuvo una vida de novela, y su muerte no lo fue menos. Pero la
historia del campeonissimo todavía se sigue escribiendo. Por increíble
que parezca, hoy en día, 48 años después de su multitudinario entierro,
aún surgen nuevos intérpretes de su fallecimiento. El último ha sido
Mino Caudullo, un antiguo dirigente del CONI (Comité Olímpico Nacional
Italiano). Asegura que Coppi no murió por culpa de la malaria, según
establece la partida de defunción, sino por un misterioso veneno que le
suministraron en África. Es el último capítulo en la biografía de uno de
los mayores mitos de la postguerra, en los años cincuenta.
Fausto
Coppi fue un genio sobre la bicicleta, pero tuvo un problema. Nació en
el momento equivocado, el 15 de septiembre de 1919. Italia aún se
sacudía la metralla de la Gran Guerra y, como los demás hijos de esa
época, su vida acabó cruzándose constantemente con el belicismo. La II
Guerra Mundial fue la culpable de que él sumara sólo dos Tours en su
currículo. La carrera francesa se suspendió de 1940 a 1946, ambos
incluidos. Para entonces Coppi ya estaba despuntando.
A los ocho años
se montó por primera vez sobre una bici. La usó para su primer trabajo,
de repartidor de un ultramarinos. Gracias a Biagio Cavanna, el mago de
los músculos, pensó en ser ciclista, y se convenció de ello cuando
acudió al Giro del Piamonte y encontró a su mayor rival, Gino Bartali.
Bartali,
apodado el monje volador, representaba la antítesis de Coppi. El
primero fue ordenado, religioso, tenaz... y longevo. Murió en mayo del
2001, a los 85 años. Coppi fue desordenado, hombre de izquierdas,
elegante, melancólico... y murió prematuramente, a los 41 años. Pero
incluso, pese a sus vidas tan separadas, siempre se les puede buscar un
punto común. En la nueva versión sobre la muerte de Coppi, el personaje
clave en la trama es el padre René, un benedictino francés. Otra vez un
monje se cruza en el camino del campeonissimo.
Todo surgió con una
entrevista publicada este mes en el diario deportivo Corriere dello
Sport a Mino Caudullo, en la que éste contó una experiencia vivida en
1985 con motivo de un viaje suyo a Burkina Faso (antes, Alto Volta) en
representación del comité olímpico. Allí se encontró con el fraile,
octogenario, quien le reveló un secreto de confesión que escondía una
historia inaudita. Al parecer, unos africanos querían vengar la muerte
de un ciclista de Costa de Marfil, un tal Canga, que se despeñó por un
barranco en extrañas circunstancias durante una carrera donde
participaban corredores europeos. Según el padre René, la familia del
fallecido suministró a Coppi un veneno a base de hierbas. .No se sabe
cómo.
Él, efectivamente, acudió a finales de 1959 a Uagadugu,
acompañado de Anquetil y Geminiani. Diez días después de volver del
viaje, Geminiani, compañero de habitación de Coppi durante aquellos 16
días, se sintió mal. Era el 23 de diciembre. Sufría de malaria y se
restableció enseguida. Coppi tuvo los mismos síntomas y el 27 de
diciembre no pudo levantarse de la cama y tuvo que ingresar en el
hospital. Entonces, cambió el diagnóstico: se trataba de pulmonía. El
hermano de Geminiani telefoneó al hospital, pero la respuesta de los
doctores fue: 'No te preocupes por la salud de Fausto'. El 2 de enero de
1960, tras una noche de agonía, Coppi murió. No era gripe ni pulmonía,
sino malaria.
Pero ahora insisten los monjes del monasterio de
Koubri: 'Coppi fue envenenado como venganza por la muerte de un corredor
de Bouake (Costa de Marfil)', asegura el padre Adriano, compañero del
fallecido padre René. 'Creo que murió en una caída en el Tour. Su
familia y los amigos querían vengarse y le envenenaron con una poción
muy conocida en Burkina Faso, hecha con una hierba de la tierra. Actúa
lentamente y causa fiebres altas'.
Sin embargo, esta historia no escapa a la sospecha. ¿Cuánto hay de cierto? ¿P
or
qué Coppi murió, y no Geminiani? ¿Por qué Caudullo no desveló todo esto
en 1985, al conocerlo? ¿Cómo es que le contó aquello el padre René?
¿Dónde murió el ciclista africano? De momento, la fiscalía de Roma ha
abierto un expediente para investigar cuánto hay de cierto en esta
versión. De momento el Tour no tiene constancia de que haya participado
nunca en él un ciclista de Costa de Marfil.
Además, hay respetables
opiniones que alientan el escepticismo. La más cercana proviene del hijo
de Coppi, Faustino: 'La única certeza es que si mi padre hubiera sido
tratado correctamente habría vivido. Dijeron que tenía pulmonía, le
administraron cortisona y entró en coma enseguida'.
La justicia
italiana está dispuesta a llegar a la exhumación del cuerpo de Coppi.
Ahí surgen más dudas. ¿Es posible verificar la causa de su muerte
después de 48 años? Italia, como en los tiempos de Coppi y Bartali, ha
vuelto a dividirse en dos. Los que quieren llegar hasta el fondo, aun a
costa de revolcar la memoria del campeonissimo, y quienes se refugian en
el silencio porque, piensan, con los mitos no se juega. Unos y otros
convendrán en lo mismo: el misterio persigue a Coppi.
De
familia humilde, consiguió su primera bicileta con 8 años y la utilizó
para trabajar como repartidor de la tienda de comestibles de la
población vecina de Novi Ligure. En 1937, conocería su descubridor
Biagio Cavanna que lo animó a que participara en carreras no
profesionales. Las excepcionales características físicas no tardaron en
aflorar en el joven Coppi.
En 1939, pasa a profesional
donde gana seis carreras esa misma temporada. Pero el salto a la fama de
Coppi fue un año después cuando, empezando como gregario de Gino
Bartali, consiguió el primero de sus cinco Giros de Italia. Además, esta
victoria le convirtió en el corredor más joven que se hace con el
triunfo absoluto en el Giro de Italia con 20 años, 8 meses y 25 días, un
rècord todavía imbatido. Además en 1940 y 1941, se proclama campeón
italiano de la especialidad persecución.
En 1942,
establece el récord de la hora en el velódromo Vigorelli de Milán,
dejando la nueva marca en 45,871 km, un récord que resistió 14 años
hasta la plusmarca de Jacques Anquetil en 1966.
Pero la guerra parte
su carrera ascendente. Enviado a Africa con la infantería "Divisione
Ravenna" es hecho prisionero por los ingleses, puesto en libertad en
1945.
En 1945, corre alguna carrera con la sección de ciclismo de la Società Sportiva Lazio.
En
1946, nace el legendario noviazgo entre Fausto Coppi y el equipo
Bianchi, al que el campeón italiano estaría ligado durante una década.
La llegada de Coppi pronto da sus frutos cuando gana su primera
Milán-San Remo con una épica fuga que empieza en el Paso del Turchino y
que acaba con 14 minutos de ventaja sobre el segundo clasificado. Ese
año también gana tres etapas del Giro (aunque la general se la llevaría
Bartali) el Gran Premio de las Naciones, el Circuito de Lugano y el Giro
de Lombardía. En 1947, siete años después del primero, gana su segundo
Giro de Italia.
En
1949, llega la definitiva consagración internacional de Coppi. Primero
gana la vuelta San Remo-Lombardia y en el Giro (que también se adjudica)
firma una de las que seran sus hazañas más célebres: 192 kilómetros en
solitario en la etapa entre Cuneo y Pinerolo. El famoso periodista Mario
Ferretti diría en su crónica una frase que entraría en la historia del
ciclismo:
Un hombre solo al mando, su maillot es blanco y celeste. Su nombre, Fausto Coppi.
Con
el tercer Giro en el bolsillo, encara su primer Tour de Francia. Fausto
empezó muy mal, perdiendo més de media hora en la primera etapa. Pero
se supo recuperar, dominando las dos etapas contra el reloj e
imponiéndose en la etapa entre Briançon y Aosta. Consigue la victoria en
la general siendo el primer hombre que consigue ganar Giro y Tour en el
mismo año, mientras que en Francia nace el mito de "Fostò".
En
1950, Coppi tiene un inicio de temporada espectacular. Se adjudica la
París-Roubaix y la Flecha Valona. Pero la suerte le da la espalda al
"Capionnissimo" cuando en la etapa del Giro entre Vicenza y Bolzano, un
corredor que va por delante hace caer a Fausto, lo que le provoca
fractura de tres costillas por lo que da por concluida la temporada.
En
1951, las cosas no mejoraron para Coppi ya que su hermano Serse,
también ciclista, murió en el Giro del Piemonte, causa de otra caída. La
muerte de su hermano afecta a Fausto que hace un discreto Giro. De
todas maneras, en el Tour de ese mismo año (y aunque sufre una crisis
nerviosa), gana la etapa alpina entre Gap y Briançon.
En
el 1952, reconoce por completo su agnosticismo, declaraciones que
levantan ampollas en la sociedad italiana hasta el punto que los
transalpinos se declaran seguidores de Coppi (agnóstico) y de Bartali
(católico convencido).
Ideologías religiosas aparte, 1952 vuelve a
ser un año excepcional para Coppi. Gana tres etapas del Giro de Italia,
cinco en el Tour (una de ellas, la primera llegada al Alpe d'Huez de la
historia de la "Grande Boucle" y que desde entonces la ronda francesa
dedicó una cima a Coppi), y llegar con el maillot marillo a París.
En
1953, és el año en el que consigue el quinto Giro de Italia y también
gana el campeonato del mundo en Lugano, pero ya su actividad se estaba
reduciendo por culpa de algunos accidentes. En esa ronda italiana, Coppi
fue el centro de la crónica rosa del momento por tener una relación
extraconyugal con Giulia Occhini, mujer del doctor Locatelli, apasionado
seguidor de Coppi. Occhini sería conmocida en adelante como la "Dama
Blanca". Fausto y Giulia iniciaron una larga historia de amor y donde el
propio Papa llegó a condenarla abiertamente. Coppi y su primera mujer
Bruna Ciampolini se sepraron en 1954, mientras que Locatelli denunció a
Occhini por adulterio. Como consecuencia, la mujer tuvo que ingresar en
la cárcel mientras que a Coppi se le retiró el pasaporte. Tras muchas
dificultades, la pareja se casó en México (matrimonio nunca reconocido
en Italia) y tuvieron un hijo, Faustino.
En 1954 gana una
de sus últimas grandes carreras el Giro de Lombardía. En el 1959 con
algunos ciclistas franceses participa a una carrera y a sesión de caza
en el Alto Volta (actual Burkina Faso). y allí es infectado por la
malaria. La diagnosis de la enfermedad fue hecha con retraso y la
enfermedad misma fue curada mal, así que Fausto murió con tan solo 40
años.
COPPI ARRASA EN EL GIRO
Fausto
Coppi, es considerado por muchos como el mejor ciclista de todos los
tiempos, junto a Eddy Merckx. Aunque su palmarés no es tan impresionante
como el del belga, hay que tener en cuenta que su carrera se vio
interrumpida en parte por la II Guerra Mundial. Aún así, figuran en su
palmarés 2 Tours (9 etapas), 5 Giros (22 etapas), 1 Campeonato del
Mundo, 1 París-Roubaix, 5 Giros de Lombardía y 3 Milán-San Remo.
Nos
situamos en el año 1949, concretamente en el Giro de Italia, que tras
afrontar las duras etapas Dolomíticas acometía en este día una jornada
trascendente que transcurría en parte por territorio francés. Se salía
de Cuneo y se llegaba a Pinerolo con un recorrido a lo largo de nada
menos que 254 kilómetros, itinerario agresivo si se tiene en cuenta que
se debieron salvar cinco majestuosos puertos de alta montaña: Vars,
Izoard, La Madeleine, Mont-Genève y por último la ascensión a
Sestrières. Todos ellos juntos representaban una subida equivalente a 90
kilómetros, amenizados por un frío intenso y una lluvia constante. La
niebla cubría celosamente las cumbres y el espectáculo en su conjunto
era verdaderamente dantesco.
Coppi, aquel día, se impuso con una
facilidad asombrosa, inaudita. Estuvo en fuga, sólo en cabeza, a lo
largo de 192 kilómetros. Su 'eterno rival', Gino Bartali, otro campeón
de fama reconocida, pisó la cinta de llegada a más de doce minutos. En
la clasificación final del Giro, el toscano fue segundo a casi
veinticuatro minutos del legendario Fausto Coppi.
Otra
hazaña a resaltar nos sitúa también en el Giro de Italia del año 1953,
en la etapa Bolzano-Bormio, en la cual se afrontaba el célebre Stelvio
con sus 2.758 metros de altitud. Era líder el suizo Hugo Koblet, quién
conservaba una ventaja de 1'59" sobre Coppi, segundo en la clasificación
general. El corredor helvético acaparaba todos los pronósticos a su
favor. Le amparaba su juventud y su buen momento de forma. Era la gran
estrella de la nueva generación y del futuro reciente.
En los
primeros trazos del Stelvio, Coppi atacó con valentía y convicción. El
gran pelotón se rompió en mil pedazos y Koblet, resistente al principio,
debió capitular ante la evidencia de los hechos. Se encontró indefenso
frente al italiano que parecía volar sobre el asfalto. En la cinta de
llegada, las multitudes aclamaron con gran entusiasmo a su ídolo, Coppi,
a la postre vencedor final de la edición, mientras que Koblet, ahogado
por los esfuerzos, hacía su entrada a casi cuatro minutos en un amargo
día que jamás olvidó.